Fumar, por ejemplo, puede reducir en 70% las probabilidades de quitar con éxito un tatuaje tras 10 sesiones de tratamiento.
Los dermatólogos saben desde hace tiempo que ciertos colores son más fáciles de quitar que otros, pero los descubrimientos del impacto de fumar sobre la remoción de tatuajes son nuevos.
La investigación fue realizada en un centro de cirugía láser en Milán, Italia, entre 1995 y 2010. Hubo 352 personas en el estudio, de los cuales 201 era hombres, con una edad promedio de 30 años.
En Estados Unidos, por ejemplo, hasta 22% de los estudiantes universitarios tienen al menos un tatuaje, según información de contexto incluida en el estudio, y alrededor de la mitad de la gente que se hace tatuajes se los quiere quitar más adelante.
Para borrar los tatuajes, los pacientes deben someterse a unos 10 tratamientos láser con varias semanas de intervalo. La luz del láser apunta a pigmentos en la tinta del tatuaje y ayuda a que se disperse. Con el tiempo, la tinta es eliminada a través del sistema linfático del cuerpo. Cada tratamiento cuesta alrededor de US$200 en EE.UU.
En suma, el estudio halló que alrededor de 47% de las personas pudieron quitarse sus tatuajes con éxito luego de 10 sesiones de láser y les llevó 15 sesiones quitar tatuajes a 75% de los pacientes.
Los pigmentos negros y rojos fueron los que se quitaron con más facilidad. Los tatuajes sólo de color negro registraron una tasa de remoción exitosa de 58%, mientras que los tatuajes con pigmentos negros y rojos tuvieron una tasa de éxito de 51% luego de 10 sesiones. La presencia de otros colores como verde, amarillo o azul reducía las probabilidades de quitar efectivamente un tatuaje hasta en 80%, según el estudio. Otros factores que reducían la probabilidad de éxito del procedimiento incluían un diseño de más de 30 centímetros o que estuviera ubicado en los pies o las piernas.
Karthik Krishnamurthy, director de la clínica de dermatología cosmética del Centro Médico Montefiore en Bronx, Nueva York, quien no participó en el estudio, explicó que las tintas negras y rojas absorben la longitud de onda de la luz emitida por el láser QSL mejor que otros colores.
Los tatuajes más viejos son más difíciles de quitar en parte porque con el tiempo las partículas de tinta se meten a mayores profundidades de la piel, indicaron los investigadores. Y se cree que fumar dificulta la remoción de tatuajes porque se sabe que el cigarrillo obstaculiza la curación de heridas.
Los investigadores también descubrieron que la cantidad de tiempo entre sesiones de tratamiento con QSL era importante para que la técnica tuviera éxito. Los intervalos de ocho semanas o menos resultaron ser menos efectivos.
Un estudio separado, también publicado por los Archivos de Dermatología, sin embargo, sugiere que un tipo de láser distinto que actualmente está en desarrollo, llamado láser de picosegundo de alexandrita, puede quitar tatuajes con menos tratamientos que el láser QSL.
El estudio involucró a 15 pacientes y fue financiado en parte por Cynosure Inc., CYNO -1.12% una firma de Westford, estado de Massachusetts, que espera que la Administración de Alimentos y Medicamentos de EE.UU. apruebe la comercialización de su láser de picosegundo.
La mayoría de los pacientes podrían quitarse sus tatuajes con cuatro sesiones o menos, indicó uno de los autores del estudio, Nazanin Saedi, investigadora de SkinCare Physicians, en Chestnut Hill, Massachusetts, donde se realizó el estudio. Saedi ahora es profesora adjunta y directora de cirugía láser y dermatología cosmética en la Universidad Thomas Jefferson, en Filadelfia.
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